
No fue nada sencillo el paso por Italia, en la derrota por 3-1. El
Barcelona fue maniatado por el Inter y Lionel Messi -apenas pudo probar a Julio César una vez- no consiguió romper la incansable marca que los italianos le propinaron, además de algunas acciones ásperas que el árbitro, de tendencia localista, prefirió obviar. Ni Leo logró ser el fulgurante atacante que derriba defensas ni el Barça consiguió hacer pesar su poderío colectivo. Pero la historia no está cerrada, restan 90 minutos en el Camp Nou, en casa, para que el cuadro blaugrana y Leo Messi se tomen revancha de la asfixia interista e intenten dar vuelta este resultado adverso. Será duro, pero si hay un jugador y un equipo en el mundo capaz de aprobar sobresalientemente exámenes imposibles, esos son Messi y el Barça.